domingo, 29 de mayo de 2016

LOS ESTUDIANTES NO TIENEN GANAS DE EVALUARSE

En las últimas décadas, los teóricos del aprendizaje han demostrado que los alumnos no recuerdan ni comprenden gran parte de lo que se les enseña, los nuevos enfoques curriculares exige que el trabajo escolar se centre en el desarrollo conceptual, el pensamiento creativo, la resolución de problemas y la formulación y comunicación de argumentos atractivos, de igual manera las nuevas formas de evaluar  desacreditan las pruebas que evalúan  si los alumnos recuerdan fragmentos aislados de información y recomiendan evaluaciones más auténticas, arraigadas y basadas en desempeños integrados con la enseñanza, las evaluaciones deben ser desafíos intelectuales y estimular “hábitos mentales” esenciales para desarrollar el pensamiento comprensivo.

 La visión del aprendizaje para la comprensión debe estar informada en forma regular de la evaluación de los desempeños de los alumnos, que permita ayudar y orientar tanto a docentes como a los mismos alumnos a controlar el avance hacia las metas curriculares, identificar sus debilidades y fortalezas y generar recomendaciones constructivas para mejorar los desempeños. (Stone, M. 2008)

Por esta razón, formar a los profesores  en las nuevas Metodologías de la Evaluación, se traduce como una necesidad permanente para poder mejorar los procesos de enseñar y de aprender a partir de los análisis constantes que hagan de los resultados obtenidos en la aplicación de sus instrumentos evaluativos.


La reflexión acción, la toma de decisiones son características de la profesionalización docente, donde los profesores se apropian de las decisiones en sus aula, informados y con las atribuciones que pueden tener luego de comprobar su efectividad en los aprendizajes de sus estudiantes por medio de instrumentos confiables de evaluación.

¿Por qué la evaluación?


Porque nos permite conocer si nuestras elecciones en el aula se traducen en aprendizajes, si nuestras clases son efectivas, si los niños y niñas aprenden, si los materiales y actividades seleccionadas estuvieron acorde a los objetivos curriculares o pedagógicos que deseamos alcanzar, si las elecciones consideraron características del contexto, si el nivel de exigencia fue adecuado, si se consideró el desarrollo de habilidades del pensamiento, entre muchos otros cuestionamientos.


Sin embargo, una de las debilidades que los profesores más reconocemos, es la falta de actualización en las metodologías evaluativas, hemos avanzado y mejorado nuestras prácticas y metodologías didácticas, pero aún, evaluamos con instrumentos  que  no nos sirven para la toma de decisiones y el mejoramiento continuo.